martes, 16 de mayo de 2017

La inquietante forma de mirar a la existencia y al arte de Evelyn Bencicova

                                  Foto de Evelyn Bencicova/ www.evelynbencicova.com



Me sobrecoge la estética de esta artista que descubro a través de Internet. Desnudos, cuerpos grises, escenarios palaciegos en plena decadencia y una percepción perturbadora de lo humano nos advierten de esa inquieta manera de mirar al mundo.

Como si lo peor estuviese por suceder, como si la metamorfosis fuese un estado del alma, una transformación brutal, no exenta del dolor y del sacrificio que representa en la propia naturaleza y de la que Occidente parece estar anestesiada.
Foto de Evelyn Bencicova/ www.evelynbencicova.com
Bencicova consigue ese equilibrio entre el terror del deterioro físico y la pasión desmesurada por conocer quiénes son las identidades que hay detrás de esos seres mutilados, hacinados y que miran a la cámara como si nos mirásemos al espejo. Un reflejo de nuestro interior se manifiesta ante nuestros ojos, de ese interior del que queremos huir, del que no nos sentimos herederos, porque no nos podemos permitir el lujo de acatar nuestra debilidad, de resignarnos a la lenta consumición que supone el hecho de vivir.


Podría recurrir a la manida elucubración de las influencias, pero Bencicova no es solo Bacon ni Pollock, ni Hirst, sino también la propia Bencicova. Pese a su juventud, hay un lenguaje propio porque sus imágenes son inspiradoras y sugerentes. Y, cuando digo "inspiradoras y sugerentes", quiero decir que evocan recuerdos e ilusiones con las que cualquier artista puede empezar a trabajar bocetos de futuras creaciones. El temor que inoculan nos es familiar, incluso parece histórico, recurrente, pero hay algo que lo sobrepasa, y ese algo es lo inefable, lo excepcional, su afán de transgresión.


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