jueves, 4 de diciembre de 2014

Cuando tu fragilidad es lo que tantas veces recuerdo a solas

Cartas a Marta, Mundiario

Foto de Andrew Lucas.

   El bosque nos pertenece. Tu lengua penetra en mi boca y presiento que es la última vez. A nuestro alrededor, las agujas de pino se elevan y alborotan los pájaros de plumas grises. No es un espejismo. El beso es una escritura sobre la saliva y sobre la oscuridad. No importa que las palabras sean insuficientes si el abrazo nos alcanza hasta herirnos. Hemos vencido a los pensamientos sobre nuestra muerte. Somos una partícula indivisible que progresa hacia ese confín inédito del cosmos. El bosque es la inmensidad y nuestros cuerpos, ahora que reposan uno sobre el otro, vibrando tras el flujo de agua, son demasiado frágiles. Quizá un fragmento del sueño que los lobos aún no saben descifrar.

4 comentarios:

  1. Frágil pero poderosa forma de abrirnos el alma. Pasional torrencial, rebelde...
    Un abrazo.

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  2. No me atrevería a descifrar del todo tu escrito, pero sí puedo decir que emociona y genera sensaciones, una mezcla de adiós y eternidad que produce cierto desasosiego. Besos

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    Respuestas
    1. Muchas gracias. Es lo que intento en mi poesía; crear espacios de incertidumbre. me encanta que me leas y comentes, Karyn.

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