jueves, 4 de diciembre de 2014

Mi boca se muere por la tuya mientras fluyen las aguas

Cartas a Marta, Mundiario


   Confusas, nuestras miradas reflejan la sombra del árbol que nos cobija. Mi boca se muere por la tuya. No eres un espejismo. Mi saliva anega tus labios. Todo es demasiado ligero y nuestras manos se elevan hasta ese punto en que fluyen las aguas. Una melodía de Gainsbourg se olvida con facilidad ahora que tu mano explora mi vientre. Me quedo quieta y tiemblo. Palomas blancas resuenan en mi pecho y mi saliva anega tus labios. No dejaré que las alimañas nos despierten ni que este bosque, este árbol, sean otra mentira. Mi boca se muere por la tuya.

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