Escupes en el cuenco y me debes parte de tu infancia. Las bicicletas quedaron sepultadas en los barrancos. Los veranos eran demasiado hermosos para que acabaran bien. Hoy una madre ha cortado las cabezas de unas Barbies que su hija adoraba; lo que no sabe nadie todavía es que es el primer paso para una hazaña mayor. Porque todos queremos ser recordados por algo, aunque alguien nos escupa y maldiga nuestro nombre por el resto de los siglos.
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