martes, 30 de septiembre de 2014

Los verdaderos nacionalismos se llaman Burger King, Nike y American Express

Mi artículo en Mundiario sobre los nacionalismos.   


  La bibliografía sobre los nacionalismos es inabarcable. Tengo mis dudas sobre las bondades de los movimientos independentistas. Europa se balcaniza porque, además del orgullo patrio que alimenta a algunos territorios, existe una crisis económica donde no se ve la luz al final del túnel y unas corruptelas políticas incontestables. Pero nada va a cambiar aunque parece que vaya a cambiar todo. Porque, por encima de las patrias y las naciones, está Repsol, los ipads y un lenguaje universal que va más allá del inglés y del chino: Facebook.

   Por mucha reivindicación nacional, por mucha intentona secesionista, por muchos referenda sobre las potestades y fronteras de un pueblo, Burger King, la American Express y Carrefour gobernarán los pueblos per secula seculorum. Porque el capitalismo tiene esa habilidad camaleónica de mimetizarse con cualquier lenguaje y presume, además, de esa tolerancia que acepta cualquier pensamiento, por muy rebelde que sea, siempre que lo pueda rentabilizar económicamente. Por mucho que quiera Artur Mas pasar a la historia, que lo hará, su memoria simbólica será ceniza porque, por encima de sus intereses, de sus sentimientos engolfados, de su discurso inflamado de metáforas, estarán Nestlé y Pepsi.

   Sí, Artur Mas estará en esos libros de historia de Primero de ESO donde los adolescentes pegan mocos y dibujan pollas mientras se duermen en el pupitre. Artur Mas estará en esos libros de historia que comprarán los padres en el Carrefour junto al Fairy, la comida de perros y el tinte de L´Oreal. Es triste. Y algunos aún no lo entienden. Porque el nacionalismo, independientemente de su origen, está absorbido por otro mayor que proviene de Morgan Stanley, Nike, One direction y los paraísos fiscales. Jordi Pujol lo tenía muy claro. El subidón quedará en nada, aunque Cataluña y Escocia consigan la independencia y los españoles sigamos pensando que somos hijos de El Cid después de que los árabes vivieran ocho siglos en la península.

  Detrás de la balcanización sigue existiendo un lazo consanguíneo que nos hace a todos hermanos de la misma madre Microsoft. Es duro aceptarlo. Lo sé, pero la independencia y el verdadero nacionalismo pasan por tirar al contenedor de la esquina tu Xperia y ese Lacoste con el que vas tan guapo a las bodas. Sí, se lo escuché a un borracho, Artur. La gloria es una estatua que cagan las palomas. No queda otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: