De la mano del compositor Eddie Sauer, el prosaísmo de Focus se carcateriza por una eficacia feroz para atraparnos cuando, desde el primer tema hasta el ultimo, asistimos al relato de toda una vida reflejada en unos temas complejos, inspirados en un prodigioso trabajo técnico de laboratorio. Stan Getz consigue que nos emocionemos con dosis de una profunda melancolía y con continuas alusiones a una ironía compositiva que combina espontaneidad con planificación y ensayo.
La nostalgia de algunos temas nos devuelve a esa fusión de clasicismo romántico con melodías innovadoras, llenas de filigrana, convirtiendo esta grabación en un trabajo maduro e irrepetible. Basta escuchar I Remember When. Lo mejor de Stan Getz en este disco es esa necesidad que tiene de contar experiencias con arrogancia y descaro en Once Upon A Time para luego detenerse en piezas con un trabajo orquestal muy elaborado (Her), con escasos visos de improvisación, rozando por momentos la música clásica contemporánea, desnudándose por completo para que el sonido del saxo nos llegue completamente limpio, puro, sin exageraciones, sin ese mosaico de impresiones confusas y devaneos que escuchamos en otros de sus trabajos.
Stan Getz considera el jazz como un género no solo apto para la experimentación, sino también como un género donde nos disponemos a mostrar la arquitectura técnica de esas melodías eternas, pertenecientes a un tiempo de ficción, lleno de melancólicos recuerdos que nos embargan sin saber por qué. Quizá, porque la música de Stan Getz en temas como I´m Late, I´m Late o A Summer Afternoon nos acerca a esa memoria que conservamos, pero que somos incapaces de compartir a través de las palabras. Solamente el estimulante sonido de este saxo nos inclina a imaginar que tenemos aún toda la vida por delante y que todo lo vivido hasta ahora merece la pena. Amor y pérdida, atracción y luto. Algo cede en nuestro corazón para que esta música nos parezca intemporal.
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