Lejos de la influencia estética de legendarios cómics como Battle Royale o Dragon Head, Apocalipsis en el instituto (High School of the Dead) es uno de esos fallidos intentos de crear otra saga sobre guerras civiles entre humanos y muertos vivientes. El mayor desacierto de este cómic es que el preciosista dibujo de Daisuke Sato se distancia de ese trazo expresionista que deben plantear esbozos más verosímiles, menos idealizados, para un argumento de esta índole. Así que nos encontramos un dibujo Manga, en la línea de publicaciones como Hentype, que, en algunos momentos, es excelente y lleno de detalles escabrosos, pero que no rompe con ese trazo armónico que sigue recordando demasiado a Disney. Con ese efecto ya se diluye la tensión dramática que necesita un guion, cuya intención es expresar terror, suspense y momentos estremecedores en el desarrollo de la historia. Es cierto que Crossed o Los Muertos vivientes han puesto el listón muy alto, pero quizá un cómic japonés que quiera alinearse en esta tendencia de necrófagos y tensiones humanas debería haber optado por esos inolvidables ejemplos que combinan extraordinariamente mito y modernidad: Akira, Dragon Head, GANTZ.
El argumento de Apocalipsis en el instituto tampoco entusiasma porque reproduce escenas y escenarios ya rentabilizados en demasiado cine gore y en tantas cintas de Romero. Podría ser un aspecto positivo ese tributo al género, pero los diálogos y la caracterización psicológica de los personajes se ciñen al Manga para adolescentes más superfluo y comercializado. Parece que los Sato no han querido arriesgar.
La exuberancia de los cuerpos femeninos, de acuerdo a la estética ecchi, es uno de los reclamos en esta edición del Manga que enfatiza la comicidad de algunos encuentros. Esa muestra intencionada de atributos femeninos "mastodónticos" tampoco parece tener importantes repercusiones en la historia. Un erotismo poco sutil basado en glándulas mamarias hiperbólicas y en cuerpos fitness que resulta poco creíble en el contexto apocalíptico que se quiere expresar. La intención irónica tampoco es demasiado eficaz con esa hipersexualización de las féminas, cuando estos jóvenes de Bachillerato luchan como avezados samuráis por sobrevivir al caos de una pandemia zombi. GANTZ consiguió desde el primer momento ese equilibrio entre mujeres de pechos rebosantes y una historia que atrapaba por su forma de arriesgar en el contenido y en la estética.
El Anime de Apocalipsis en el instituto sigue los mismos derroteros y, aunque actualmente la publicación del cómic se encuentra paralizada por problemas en el contrato con los dibujantes, no sabemos qué otras peripecias hubiera seguido esta historia, bastante insustancial hasta el último tomo editado. Todo parece indicar que no hay nada nuevo bajo el sol. Que, después de la crudeza y del realismo de Los muertos vivientes, un legado antropológico sobre la supervivencia humana a modo de ficción gráfica, es difícil superarse por mucha teta que los Sato dibujen en un cómic que, si hubiera meditado más en el argumento, quizá habría merecido otro trato entre algunos fanáticos del Manga como un servidor.
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