Has probado su saliva y el mal de la
raíz.
Tu padre te odia todas las veces que te
maquillas
delante de los escaparates. Quieres
estar protegida. Quieres que un hombre
como él te trate mejor o que no
aparezca
en tus sueños. Quemarías
cada uno de los peluches
que algún pariente cercano
te regaló pensando que jamás
ibas a escribir en los espejos:
Tu madre es una puta
o Volverán las oscuras golondrinas.
Creces como el monstruo
crece dentro de esa cabecita de pájaro
que a veces una peluquera de barrio
adorna como un patético regalo de
Infantil
para el Día del Padre.
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