lunes, 1 de febrero de 2016

Patria o muerte, de Alberto Barrera Tyszka

Premio Tusquets Editores de Novela



  No he confiado demasiado en las obras premiadas, en esas obras de encargo que, finalmente, intentan con mayor o menor holgura promocionar una editorial. En el caso de la novela de Barrera Tyszka, Premio Tusquets 2015, me he llevado la grata sorpresa de asistir a una lectura con matices complejos en la caracterización de algunos personajes y con unas dosis de trama detectivesca en su argumento que no solapa otras consideraciones sociológicas tan importantes en el discurso narrativo de Latinoamérica.

  Ambientada en las semanas antes a la muerte de Hugo Chávez, Patria o Muerte se trata de una novela coral con personajes que se cruzan y donde el autor indaga en la naturaleza de una sociedad sumida en el estupor de la enfermedad de su redentor. Médicos con un compromiso intelectual, exiliados, desahuciados, prostitutas, madres paranoicas, hijas que no deben explorar el mundo de afuera por la paranoia de sus madres y novelistas fracasados forman parte de esta colmena que no es más que un crisol de experiencias personales que retratan el frustrante destino de una sociedad amparada en el aparente milagro del chavismo, pero que es incapaz de superar las desigualdades económicas y sociales.Pero más allá de las desigualdades, existe una inusual violencia que es descrita como un agente estructural que domina el imaginario de las relaciones, las vendetas y los negocios en Venezuela.

  Barrera Tyszka no quiere escribir una novela de dictadores, sino que la propia dictadura que se esboza es la sociedad en su conjunto, desde su génesis hasta la última etapa de su evolución donde queda claro que las bonanzas del chavismo son otra apariencia de orden beatífico que se extinguirán con la muerte del militar; la sociedad seguirá inmersa en esa climatología instintiva de depredación y anarquía donde los más fuertes y violentos coaccionarán y asesinarán siempre a los más vulnerables.

  Un tono periodístico combinado con una intencionada manera de hacer buena literatura a través de descripciones sobrias y visiones zafias de un realismo sobrecogedor y sin censura contribuyen a que el escenario de esta novela, de esa patria, sea lo verdaderamente importante. Aunque a veces el lector tiene la sensación de que las historias se dispersan en vericuetos estériles, Barrera Tyszka consigue que el ecosistema, el caldo de cultivo, los entornos, en definitiva, sean lo narrativamente importante; intenta explicar los condicionantes de una sociedad que no progresa o progresa sin un rumbo fijo.

  Los últimos días de Chávez son el hundimiento espiritual para algunos de los personajes que aquí se retratan, pero dentro de una sociedad que va a la deriva desde hace siglos.

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