Deja que todos los nombres no signifiquen nada. A lo mejor, tu cuerpo vencido amó alguna vez esas aguas, las de la leyenda, en otro tiempo. No descubras que mis ojos han mirado la ciudad en ardiente conclusión. Las cenizas que pisamos fueron la memoria de nuestros hijos. Los pastos no existen y el cerco de luz que amenaza desde adentro será un confuso velo entre más niebla. No digas nada. El barro nos ha devuelto la vida. Y el sueño.
Laura Zalenga. |
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