domingo, 18 de junio de 2017

El mercado de la memoria, una novela de frontera, de Enrique Sacerio-Garí

Portada de El mercado de la memoria/ Endymión



El título ya es una clase de revelación y, sin duda, el argumento de esta novela de Enrique Sacerio-Garí profundiza en el desenmascaramiento de la mayor de las manipulaciones mercantilistas: el propio conocimiento de la Historia.
Lo que comprobamos en esta novela, publicada en Endymión, es un análisis riguroso y pormenorizado de la evolución política cubana a lo largo del último siglo. La ficción se convierte en una clase de pacto comunicativo, lleno de certidumbre y de estudio, en el que el lector indaga no solo en la biografía de una serie de personajes, sino también en un conocimiento de las claves que definen la evolución histórica y cultural de una comunidad que vive continuamente en la paradoja del nacionalismo y el exilio.
Todas las biografías de los personajes de esta novela giran en torno al Instituto San Carlos, fundado por exiliados cubanos en 1871 como un centro educacional y patriótico, claro ejemplo del alcance de la manipulación de los datos históricos, de las consecuencias sociales que conlleva un pensamiento monolítico, por intereses lucrativos y corruptelas, alrededor de un conflicto político y cultural como es el exilio y los exiliados de Cuba en Estados Unidos.
Sin duda, podemos calificar esta novela dentro de ese atrayente y revelador género de la novela de frontera, un análisis del bien y del mal a través de dos espacios, a través de una confluencia en la que Estados Unidos y Cuba se convierten en escenarios geográficos y políticos que elevan y someten a sus personajes. La frontera no es solo la geografía, sino esa frontera moral en la que viven los personajes, relegados a moverse continuamente bajo la sospecha y el recelo, presionados por sus propios conflictos internos como consecuencia de su posicionamiento ante el régimen cubano.
 Recuerdo todavía una ponencia que tuve que preparar hace unos años sobre la obra de Reinaldo Arenas, escritor irreverente y magnífico que tuvo que exiliarse una vez que la dictadura de Fidel echó raíces, y he sentido ese mismo sobrecogimiento al leer la obra de Sacerio-Garí, la voz narrativa que surge por la necesidad de hacer visible lo que mediáticamente e históricamente conviene que permanezca invisible, especialmente en estos momentos de aparente apertura en Cuba.
Los personajes masculinos, pero especialmente los femeninos, son víctimas de la persecución del pasado, de la mentira, de un trauma inyectado en sangre, que se hereda de generación en generación, un estigma que los doblega y los conduce a su elevación o a un definitivo hundimiento a lo largo de la novela.
Dentro de esa insurgencia que representa el enfoque crítico del relato hacia la malversación de datos con fines políticos, la heterodoxia de discursos también es otra de las cualidades de esta novela marco: documentos históricos, textos expositivos, narraciones costumbristas y un lirismo evidente en las descripciones contribuyen a que esta novela coral transcienda la propia verosimilitud de ese pacto comunicativo del que hablábamos, para convertirse en testimonio, en una clase de protesta verídica, no verosímil, por la memoria de los exiliados,de los invisibles exiliados. 

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