sábado, 11 de febrero de 2017

Leocadio, de Shel Silverstein, un cuento sobre la irracionalidad de la violencia

Traducido por Miguel Azaola, Leocadio, un león de armas tomar, es una fábula moral que busca la reflexión profunda sobre la irracionalidad de la violencia.
El ejercicio de Shel Silverstein articula una historia, aparentemente sencilla, en la que un león descubre por accidente el poder de un rifle para defender a los suyos del ataque continuo de los cazadores.

Con esa lógica del absurdo, valga la paradoja, que utiliza Saint- Exupéry en El Principito, el león protagonista se convierte en el actor de una fábula donde los roles de víctima y verdugo se invierten para revelarnos algunas de las miserias morales sobre las que se asientan muchas sociedades humanas; una mordaz crítica hacia la violencia como forma de colonización y hacia el capitalismo como motor de nuestra convivencia se desprende de ese tono humorístico que Leocadio expresa a lo largo de sus páginas.
Esa carnavalización del mundo a través de la visión de un mamífero de la sabana nos coloca ante una puesta en crisis de nuestros valores morales. Es el humorismo con el que se trata la muerte de hombres y animales lo que nos evoca un ansia de ternura hacia el entorno que simboliza la sabana, una metáfora de lo ajeno, de lo diferente, de lo virginal e intocable, como si en Leocadio y su hábitat viéramos la inocencia en su estado más puro e insondable, pero que tienta a esa insobornable inclinación del hombre a la destrucción.
La destrucción del medio es la autodestrucción del hombre y solamente la ironía descarnada pone en evidencia en el circo, en la caza y en la burocracia las razones suficientes para replantearnos qué clase de seres somos. El trazo de un dibujo esquemático enfatiza ese tono humorístico de la sucesión de anécdotas que construyen esta fábula, cuyo histrionismo va mucho más allá que un mero cuento para niños.


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