Recibe el regalo maléfico de mi padre. Pero luego no vengas a quejarte de que el amanecer era demasiado hermoso para tu sensibilidad. Temes a la luna y a las aves así que, cuando abras el paquete y descubras la ballesta, úsala para espantar tus miedos. Yo sigo leyendo a Baudelaire mientras los buitres se encaraman a la cuna. Yo soy tu lobo.
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