Miley Cyrus en el vídeo de Wrecking Ball. |
Lo que me demuestran las pre-campañas y las campañas políticas es que la farándula y los bocadillos de jamón serrano siguen dominando el ruedo de algunas intervenciones. Lo que aleja al ciudadano de la política es la creciente falta de sensibilidad entre ideología y problema social. Lo que evidencian mitines y entrevistas, incluidas las de Podemos, es que los políticos, gestores y asesores no tienen en cuenta el problema concreto de los ciudadanos. A los discursos les está faltando especificidad.
La última entrevista en la Sexta a Alberto Garzón, candidato a la Presidencia por IU, expresa cómo los discursos de la izquierda y la derecha se parecen; tópicos, generalidades, ambigüedad semántica, más de lo mismo. Me cargan como las canciones de Miley Cyrus. Eso sí, mucho asesoramiento en la imagen y en la gestualidad. Lo que echo de menos en la izquierda y en la derecha es que se hable de problemas concretos como: qué reforma educativa está en marcha para solventar los problemas de fracaso escolar, qué se va a hacer con la externalización de algunos servicios sanitarios a cargo de empresas privadas, por qué se están cerrando centros de atención temprana que afectan a miles de usuarios con minusvalías, por qué se ha preferido conservar consejerías y embajadas antes que garantizar plazas de oposición a médicos y profesores, y así un largo etcétera.
Como manifiesta Hannah Arendt, el problema de nuestro siglo es la burocratización porque oculta a los culpables de las peores decisiones ante los ciudadanos. Y lo que encontramos en televisión y prensa son discursos burocratizados. Seguramente porque la derecha y la izquierda, así se lee en muchos artículos de Roberto Centeno, no van a renunciar al clientelismo de ayuntamientos y diputaciones. Por eso, no se habla de los ciudadanos con nombres y apellidos, de los problemas concretos que cada día nos afectan por interesadas decisiones de gestión política, por eso, es mejor la farándula y el asesoramiento de imagen antes que hablar cara a cara de lo que nos está matando en silencio y lentamente. Por eso, todo me suena a canción triste y balada sentimentaloide de la Cyrus. Ahora bien, todos los suyos le dirán a Alberto Garzón qué bien estuvo en la Sexta mientras muchos niños con autismo están teniendo problemas para recibir tratamiento en condiciones seguras y fiables.
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