Sueños, fotografía de Pati Gagarin. |
Sus fotografías mezclan una atmósfera de evasión con un significativo recelo en la mirada y en la posición de sus maniquíes. Aparentemente, todo fluye con naturalidad en la fotografía de Pati Gagarin. Colores y juventud armonizan unos espacios lisos y asépticos, sin dejar de lado matices de luz que dosifican la intensidad de esos tonos. No obstante, detrás de ese inocente imaginario, existe algo inquietante, siniestro, lleno de incertidumbre, que convierte la espléndida juventud de sus modelos en fragilidad y en una nostálgica visión del paso del tiempo. Ahora Pati Gagarin nos ofrece una entrevista donde sabremos las influencias y la forma de narrar de esta joven artista.
- ¿Qué buscas en tus fotos cuando comienzas una de tus sesiones?
- Busco sobre todo contar pequeñas historias en las que pueda ir hilando yo misma las localizaciones, las personas, los colores que aparecen y lo que cuentan esas personas con sus gestos, con sus expresiones. Generar pequeños mundos que resultan ser efímeros, pues existen ese día de sesión y desaparecen para siempre, pero quedan las fotos para dar cuenta de ello.
- Tienes un lenguaje propio en torno a lo femenino. ¿Qué significados poéticos extraes de tu propio trabajo?
- La posibilidad de entender la feminidad de muchas maneras, sin duda. Cuando empiezo a idear una editorial, parto de la idea de una figura femenina y qué relación puede tener con el medio que decido utilizar. Ahí es cuando juego con el grado de "poesía" en las fotos, que para mí se centra en evocar en el espectador algo (lo que yo elija) en mayor o menor medida, según el tipo de foto. Me gusta evocar sobre todo mundos irreales, soledades, quietud.
- ¿Por qué ha influido tanto en ti Diane Arbus?
- No diría influir directamente, ya que las fotografías que realizo no tienen nada que ver con la fotografía marginal, directa y sin tapujos que ella llevaba a cabo; si bien es uno de mis iconos y he estudiado su técnica y su manera de trabajar, aunque su estilo es inimitable, era única. Me siento más identificada con el tipo de fotografía que realiza Annie Leibovitz, que trabaja sobre todo con editoriales muy estudiadas y siempre conceptuales, aunque aspiro a realizar algo más documental, como todo el trabajo de Vivian Maier.
- ¿Qué importancia tiene el cromatismo en la selección de espacios y encuadres?
- Muchísima para mí. No hago una foto si los colores no me gustan, por mucho que el espacio sea perfecto. Los colores, como los olores o las texturas, son capaces de generar sensaciones y eso es algo que siempre me gusta tener presente. Los colores contrastados, por ejemplo, una tanda de tonos fríos con tonos cálidos, son mis favoritos. Siempre procuro que la ropa que aparece en las fotos marque muchos los colores que me interesan; suelo huir de los neutros. Procuro utilizar planos centrados, más o menos cortos. y si pueden cumplir una simetría, mejor.
- Hay ternura en tu mundo, pero también un halo inquietante, como si en esas muchachas que fotografiases encontrásemos también tristeza y frustración. ¿Por qué?
- Prefiero darle al espectador una puerta abierta en cuánto a la interpretación de las fotos. Lo que para uno puede suponer un momento de calma, a otro le puede generar inquietud. Además, la tristeza es algo que flota todos los días alrededor, es bueno no tenerle miedo. Hay que representarla para perder ese miedo.
- ¿Crees que la fotografía es una forma de narrar o de escribir poemas?
- ¡Claro! Es un arte más. Sobre todo la fotografía conceptual, abre puertas a mundos imaginarios como puede hacer una obra literaria o un buen poema. Además, es una manera muy directa de contar cosas, porque lo das todo "masticado" ya; los personajes, la escena, las miradas, las luces. Solo hace falta tirar de un poco de imaginación para tejer una historia (o un poema) a partir de las imágenes que se ven.
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