Mi artículo en Mundiario sobre la privatización de la educación universitaria.
¿El Bachillerato como autoexigencia o como pasaporte a la privada? |
Me comentan colegas de muchos institutos que el rendimiento de algunos alumnos de Bachillerato ha disminuido en comparación con años anteriores. Se filtran algunos rumores en las salas de profesores de padres que confían en que sus hijos simplemente aprueben la PAU para tener una certificación que les permita cursar la carrera que desean en cualquier universidad privada. La inflación de universidades públicas es enorme desde hace años, pero las universidades privadas están creciendo como setas en cada provincia. Hay mercado en la formación de grados y másteres, mucho mercado. Esa realidad educativa no se corresponde con la escasa oferta de trabajo para profesionales universitarios que existe en nuestro país. Tristemente conozco a alumnos brillantes que están ejerciendo como dependientes en grandes almacenes.
Considero injusto que, por unas décimas, un alumno se quede sin cursar en la universidad pública una ingeniería o una carrera sanitaria. Como padre, seguramente haría todo los esfuerzos posibles por que mis hijos cursasen aquellos estudios que más feliz les van a hacer en el futuro. Pero no olvidemos el coste que estamos empezando a pagar. Encontramos en las aulas alumnos que sencillamente aprueban, que no desean esforzarse, que no compiten entre ellos por obtener la máxima nota, que convierten la motivadora necesidad de superarse en una pasividad manifiesta sobre lo que se enseña en clase.
No soy un docente que satanice la privatización en una sociedad como la nuestra, pero hay ámbitos como el educativo donde lo privado no siempre se relaciona con competitividad y autoexigencia. Veremos cómo termina la película.
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