Arturo Pérez-Reverte |
Escucho la entrevista a Pérez-Reverte en "La ventana", el programa de La Ser, presentado cada tarde por Carles Francino, y de nuevo el autor de El maestro de esgrima vuelve a repetir el argumento de la incultura como problema atávico para el progreso de nuestro país. No le voy a quitar razones porque está en lo cierto cuando sostiene que: "Cuando miras atrás y ves que todos los problemas de España se han debido a esa incultura, por ese pueblo cerril y analfabeto que todavía se prefiere programas como ‘Sálvame’ a ‘Salvados’, te das cuenta de que nunca salimos de ahí. Cuando miras atrás es inevitable el sentimiento de melancolía".
Pero, desde mis modestas aportaciones, el problema es más profundo en la actualidad. El desmantelamiento cultural como la subida del IVA en libros, por ejemplo, y la falta de una rigurosa reforma educativa, que debe empezar por la universidad, son generalizaciones indiscutibles, pero también hay una sociedad que vive en el umbral de la pobreza, que trabaja con horarios infinitos y por un salario de esclavo.
Hay demasiada gente que vive una vida de mierda y que, cuando llega a casa, está derrotada y que solamente tiene tiempo de tomarse los antidepresivos y preparar para el día siguiente los almuerzos del colegio. Hay demasiada gente que vive una vida de mierda y solamente piensa en dormir porque está atado de pies y manos a un trabajo de galeras, porque sabe que cualquier día, por ejemplo, mañana, lo pueden tirar a la calle con una indemnización ridícula que enmierde más el marrón de vida que lleva. Y son esos medios de comunicación, blanditos, subvencionados, que a veces juegan a ser demócratas, los que contribuyen también a esta incultura, manejada desde el esclavismo, desde la indiferencia ante la corrupción en Andalucía y otros ayuntamientos, ya que no se posicionan ferozmente contra lo que estamos viendo todos. Sí, en efecto. Esos medios donde los escritores que aún pueden publicar en este país se permiten el lujo de presentar sus novedades y juzgar con razón, no lo discuto, lo que viene sucediendo en este país desde hace siglos.
Pero son esos escritores y esos intelectuales los que deberían experimentar por un momento la mierda de vida que llevan algunas familias que, tras la ingesta de hipnóticos, prefieren ver comedias de chichinabo porque es la única forma voluntariosa que tienen de protestar, porque no pensar cuando te oprimen, señor Reverte, quizá sea también respetable. Es cierto. Los culpables son los que deciden qué leer o qué ver en la televisión, pero también esa mano invisible del libre mercado que pega unas hostias como las de mi tío Daniel, que mató a un mulo de un puñetazo. Cosas del campo. Marrón de vida y enhorabuena a los que aún pueden seguir publicando.
Por cierto, a mis alumnos les encanta El francotirador paciente, pero yo me sigo quedando con El pintor de batallas. Ah, se me olvidaba, mi tío Daniel, después de guerra, se metió a cartujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: