Tengo que agradecer muchas cosas a Manel Alonso,entre otras, que me permitiera publicar mi primera novela infantil, Terra d´esperits, en una editorial llamada Brosquil.
La poesía de Manel, que he reseñado muchas veces, me parece una renovación de ese lenguaje post-romántico que tanta capacidad creativa genera, pues el amor vivido desde la desilusión y el abandono son constantes en muchos de sus poemas.
Ahora este autor valenciano presenta una colección de relatos, L´ombra del bou, publicados por Neopàtria, que refuerzan esa vertiente postromántica de su poesía en una prosa llena de sentimentalismo y de recuerdos entrañables donde lo ficticio y el costumbrismo presentan límites difusos.
Manel Alonso elabora una particular semblanza a la tauromaquia, entendida como uno de esos anclajes que permite que el pasado vuelva a vivirse con una intensidad idílica, como si la escasez, la enfermedad, la opresión y la dureza del entorno fuesen ese material literario que reconcilia al autor con una asfixiante sensación de pérdida del tiempo.
Las fiestas populares alrededor del toro, los mercados, los ancestros, las casas antiguas y sus laberínticas estancias, el insomnio y los ausentes definen una nueva realidad sensorial que Alonso configura alrededor de una sombra acechante, intranquila y totémica, el toro. Lo que destaco más de estos relatos es esa capacidad de evocación que tiene su lenguaje, pues, pese a ser narrativa, la expresión poética subyace en esas descripciones concisas, generadoras de una idealización significativa de un territorio arrasado después del paso de los años.
Costumbres y carencias definen cada uno de estos relatos donde el autor y el lector se comportan como Teseo en el laberinto del Minotauro, pues un crisol de olores, visiones y recuerdos nos sumergen en la necesaria disidencia con el presente, en el entrañable sacrificio de recordar lo que fuimos en el mundo de otros que se fueron.
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