Con una sintaxis elemental y no exenta de ironía, este cuento recrea una convivencia imprevisible entre fantasía y mundo, y constata ese potencial creativo que significa la niñez. Hay también en esta fábula una metáfora sobre el proceso creativo con mayúsculas, la habilidad imaginativa que autor y experiencia necesitan para generar ese producto final que proviene de la realidad, pero que, sin embargo,no pertenece a ella.
La virtud de esta publicación radica en su esencialidad, en un dibujo limpio, de trazo uniforme, donde los fondos en blanco traducen ese espacio insondable de la imaginación. Tras una aparente sencillez en su manufactura, asistimos a situaciones increíbles donde el rinoceronte es ese elemento disruptivo que pone en crisis las normas, una evocación de la fantasía como evasión del hastío y de la monotonía a la que acostumbran las rutinas.
Un microcuento en cada página hilvana una historia completa de sentimientos donde el rinoceronte es un reflejo de las emociones que el niño va sintiendo en diferentes conflictos puntuales, un referente lúdico y moral que alienta la necesidad de la imaginación como una forma de educar y de evadirnos. Los sentimientos se revelan como un discurso propio que solamente es accesible a través de metáforas surrealistas en las que los elefantes entran en las cacharrerías o un rinoceronte ayuda a hacer calceta a la tía del protagonista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: