Eras funesta como el arma blanca, especialmente cuando los tejones dormían sobre el aire del escritorio. No he vuelto a ver al fantasma de Billy Elliot ni esa señora de pelo largo que dice acariciarte por las noches. Imagina la flecha cerrando tu vida para siempre. No eres tan hermosa como el rompimiento, pero me complace tu serenidad de iguana.
miércoles, 24 de junio de 2015
Elefantes y escriba
La ausencia de todo lo que obraste en luz me deja aquí, la ausencia de nadie sobre estas arenas que jamás se movieron me deja aquí o la mirada nómada de este sitial donde los elefantes sueñan con su escriba.
lunes, 22 de junio de 2015
Deja que ...
Deja que nos arrastre esta mano temida. No te resistas ante el cáculo de los heridos ni ames aquello que te recuerde la profundidad de las piscinas. Los ciervos nunca miran a los ojos. Adonde yo te llevo no necesitas esa pintura de labios ni ese recuerdo de John Travolta.
domingo, 21 de junio de 2015
Donde nace la noche, de Laura Forchetti
Un tributo a la Noche del cazador.
Portada |
Basta el silencio, sobre todo el silencio, para que un poema adquiera
todas las significaciones posibles. El barroquismo de una obra no está
en su extensión ni en su artificio, sino en su intensidad. El nuevo
Premio de Poesía para Niños, Ciudad de Orihuela, Donde nace la noche,
logra que lo sencillo aspire a ser sublime, pues el símbolo de esta
obra de Forchetti nace de la sencillez misma de la palabra.
Su puridad y su exquisita disposición en unos versos breves contienen
un mundo personal que se mueve entre lo feroz y la delicadeza de unos
paisajes que vibran ante la inocencia de quien lo contempla con el ansia
de descubrir: "Vuelo/ de las gaviotas/ que desparraman/ la oscuridad"
(pág. 42). Donde nace la noche es un tributo a la soledad de
aquellos que no son conscientes todavía de que existe tal sensación de
naufragio. Los niños asumen la soledad, respiran la ausencia de los
recuerdos y de la vida que aún tienen por delante porque su naturaleza
así lo impone y esa realidad es un don.
Esa ignorancia inexorable invita a Forchetti a construir una
atmósfera inquietante, hermosamente recreada en animales y otros
elementos de la naturaleza, siempre bajo el auspicio de la noche. La
edición de Factoría K, Kalandraka, remite a un lenguaje poético que, sin
abandonar el juego de la palabra, expresa un deseo imperturbable de
dejarse llevar por los misterios que la misma oscuridad engendra: "Luna/
del agua/ en el cordón/ de la vereda./ Un perro/ se la traga,/ agua/ de
seda./ Pasa la bicicleta,/ la desteje/ con la rueda./ Bostezo/ de la
luna/ de la madrugada" (pág. 38). Como si tras esas incertidumbres,
nuestros personajes tuvieran que acercarse a la noche para reparar la
ausencia de un afecto, así que la oscuridad se convierte en la
reparación de esa inexistencia.
Las ilustraciones de María Elina son esbozos de ese desamparo buscado, un dibujo que sencillamente trabaja con el constraste de blanco y negro, con redondeadas formas que exhalan esa serena consitencia de lo que la oscuridad desvela cuando nos sumergimos en ella, sin temor.
Las ilustraciones de María Elina son esbozos de ese desamparo buscado, un dibujo que sencillamente trabaja con el constraste de blanco y negro, con redondeadas formas que exhalan esa serena consitencia de lo que la oscuridad desvela cuando nos sumergimos en ella, sin temor.
El compromiso de Forchetti con su poesía reside en la sencillez y en
un rítmico proceso de asimilación de esa soledad que los niños olvidan,
porque apenas la recuerdan y no queda otra cosa que asumir la noche como
un vergel, como un paraíso propio e imaginario. No puedo omitir que, en
algunos momentos, su lectura me ha recordado al descenso por el río de
esos dos hermanos que, en la película de Charles Laughton, La noche del cazador, huyen del terrible sacerdote que los persigue.
Aunque parezca una paradoja, Donde nace la noche es el
descenso a un recóndito espacio de luz que vibra cuando, al observar la
oscuridad infinita, uno siente el vértigo de lo desconocido, el
sobrecogedor entretenimiento que esconde tanto enigma: "Pasan las
constelaciones/ sumergidas/ en el espacio./ Las ato con hilos/ como
barriletes/ de bandadas/ de pájaros/. Orión/ El Centauro/ Los Peces/ La
Cruz del Sur/ El Lagarto" (pág. 14).
jueves, 18 de junio de 2015
Herencia de Los Soprano
No quise morir como un Soprano. Las salchichas de Long Island no necesitan mostaza. Una chica delgada siempre triunfa en la mesa. Los peces nunca mueren de anorexia. Bajo el matorral hay un incendio futuro. La nieve no es polvo y comenzamos juntos la caminata entre los extraños hijos de la polución. El dinero me trajo otras predilecciones, las jaulas coleccionables y la luz artificial sobre el terciopelo.
Atlantic City y los pancakes
Los que no me conocieron alguna vez, jamás regresarán a este punto de la partida. Una mujer de rojo se desviste bajo el sonoro cielo de Atlantic City. Derramamos nuestras intervenciones sobre la mesa y las fichas caen una tras otra. Todos los que han muerto en la nieve, beben como acabados cazadores de renos en Bigcrew. No has preparado pancakes para nuestra ceremonia.
Jessica y el dogal
Los cuerpos oscuros descienden de la bóveda sin el dogal de acero.
Los perros duermen en el interior de los círculos. Un circo es la
perfecta metáfora de la vida, de la vida que comienza a perderlo todo
nada más emerger del humus. He querido besarte en la boca, pero te has
negado, porque aún me recuerdas abrazando la jaula, recogiendo las
últimas migajas de los pájaros que los niños envenenaron con esporas de
cianuro. Soy el pasajero que, antes de arder espontáneamente, sopla el
polvo de las madres que hibernan bajo la ceniza de las tormentas
solares.
Era
mi mundo, Jessica, el mundo del que no podía deshacerme, una
improvisada manera de soportar la existencia del dios que me clava su
rodilla en el cuello para que siempre tenga ganas de desaparecer. Los
cuerpos sin luz descienden de la bóveda y hoy, a esta hora, ha muerto el
payaso triste en un quirófano.
Si Buchú no fuese un monstruo azul
Ilustración de Empar Piera |
Cuando los ojos de Buchú se entornaron, los pájaros abandonaron las
jaulas y regresaron a los tiernos brotes que aún rumian las borregas y
algunos tratantes de mantas.
Si Buchú dejará de bostezar, el mar dejaría de rugir y lentamente
volvería al principio del mundo, a la cavernosa voz que levantaba las
montañas con sólo nombrarlas.
Si Buchú no fuese un monstruo azul, a lo mejor sería el limón que los
soñadores caminantes confunden con el sol. Si Buchú no quisiera a los
hijos de los que olvidan, asustaría a esos maestrillos de las peonzas
rojas que bailan en las plazas y a los ancianos de sombrero de copa que
comen higos de chumbera a la vera de los caminos.
Porque en mi casa encontré una vez un pozo donde Buchú se refrescaba y
también descubrí a un sereno que daba las horas a menos cuarto y,
después del amanecer, regresaba a la casa de los durmientes niños a los
que Buchú nunca molestaba, durmientes niños que más de una vez
trabajaron la madera y el carbón para que el ferrocarril siguiera el
círculo de las hormigas.
De Buchú he aprendido que los ancianos que mastican la tierra de los
patios jamás duermen y el perro fiel muere siempre junto a su amo. Para
los caracoles cualquier superficie es un repecho y, sobre la barriga
redonda de Buchú, hay un príncipe que sueña con el sencillo pan de trigo
y con los garbanzos tostados en polvo de cal. Siempre hay un tiempo
para Buchú, el cálido tiempo de las luciérnagas que escriben en la
oscuridad: Bailad y observad siempre.
Guantes de látex
No he admirado la aniquilación propia ni he descendido por el sendero que manchan las heces de los imprudentes. Los caminantes atraen otras enfermedades y los perros deambulan bajo los puentes suicidas. Nadie ha visto mi cadáver flotando sobre las aguas ni la sombra que empuñó el arma elegida. Los guantes de látex aún se fijan en mi piel de camaleón como otra huella dactilar que los anónimos desconocen.
Christy Mack y la muerte de Faulkner
No soy un psicokiller como aquel muchacho de dieciocho años que escuchaba a Sakamoto y a punto estuvo de clavarte el lápiz en tu pecho izquierdo. Cómo hubiera sentido esa pérdida, Christy. Por qué renunciaste a tu apellido y te colocaste Mack, por qué dejaste tu prometedora carrera de dibujante de Disney por ese perfil homicida de Catwoman que ata a los machos alfa a los postes de telégrafo para devorarlos como una caníbal punk y desesperada. Todo caníbal es un desesperado y una actriz que vale lo que su cuerpo merecería otra clase de guiones. Lástima que, con la muerte de Faulkner, haya muerto, tu mejor baluarte.
Christy Mack |
miércoles, 17 de junio de 2015
Tentación de huida
Luchamos contra la tentación de la huida. Los árboles no son seres venerables en estos tiempos. Un hombre que come hamburguesas en mitad de un descampado es un hombre que piensa en los entresijos de la violencia. Yo no he visto a esa mujer de rojo que te besa antes de morir ni el cuchillo que solamente el niño de cera es capaz de utilizar. Un hombre que come hamburguesas en un descampado está a punto de abandonarse a los perros.
Puma y el saulismo
No te has convertido al saulismo, pues prefieres al cristianismo de base, a quienes quemaron los ídolos y rechazaron todos los nombres de un dios. Yo he visto arder la ciudad entera y a los niños sumidos en la lentitud de las inhalaciones. El pegamento es un elemento poco poético, pero se filtra en sangre y despierta a la oruga comecerebros. Perdóname, Puma Swede, si, en ocasiones, al invocarte, yo también me convierto en esos que rechazan el saulismo.
Puma Swede |
martes, 16 de junio de 2015
Scarlett Johansson y Proust
Quién ha luchado contra esa sombra de halcón que alcanza tu cuerpo a punto de extinguirse. Las agujas no pertenecen a esas piernas. Pero extrañas el dolor y el líquido ácido, y la prosa azul de Proust, y la serpiente que impedide amamantar a las obreras bajos los umbrales de ceniza. Las higueras soportan los incendios y tu mirada se clava más allá de la pantalla, donde se cruzan las manos manchadas y los efluvios nos idiotizan. Te has tatuado una mantis en la espalda y yo he cobrado miedo.
jueves, 11 de junio de 2015
Fragmento de Rostros de tiza
"Hay fragor en las olas, un empuje de vida tan desesperado que muere enseguida contra las rocas, contra el faro al que no van a llegar. Ella vuelve a besarlo en la boca y Carlos se deja mientras el incesante rumor de las aguas desaparece, y sueña con la arena recién pisada cuando corrían, hace años, hasta el espigón".
Fragmento de Rostros de tiza.
miércoles, 10 de junio de 2015
Inercia y figuras
Se cruza ante tus ojos como la inercia de una caída. Los presos comulgan con la luz y la armadura blanca se ha hundido en el lecho de hojas muertas. Todo ha sucedido muy rápido y tu nombre se parece a "desprevenido". Dejaron tus manos de acariciar mi lengua. Solamente quedaron las figuras de bronce bajo la bóveda.
lunes, 8 de junio de 2015
Una nota sobre El tiempo recobrado, de Marcel Proust
Y hay razón en las palabras de Proust: "Pero a veces, en el momento en que todo nos parece perdido, llega la señal que puede salvarnos; hemos llamado a todas las puertas que no dan a ningún sitio, y la única por la que podemos entrar y que habríamos buscado en vano durante cien años, tropezamos con ella sin saberlo y se nos abre". Pero, a veces, yo no quiero encontrar esa puerta y la literatura no es una salida y esa perversión buscada es tan excitante como esa verdad en las palabras de Proust. Nada más que decir.
jueves, 4 de junio de 2015
Un mostrador de San Petersburgo
No hay noche que no recuerde tu costumbre y la lejana sombra del lobo. Tu costumbre de dar pena improvisando que estabas rendida ante la vida y ante la subida de los productos macrobióticos. Qué insensible eran los mercados contigo. Como no podías escapar ante ese horror, no quisiste otra cosa que alimentarte del krill deshidratado que yo mismo preparaba para ti,extrayéndolo primeramente de los turbios fondos de Park Avenue. Triste mirada la tuya y huesos de acero sobre el mostrador de aquella papelería mientras pensábamos en ese viaje insólito a San Petersburgo.
La revista literaria Empireuma
Con Miguel Veyrat y Concha García de colaboradores
Revista literaria Empireuma |
Escuela de muchos artistas y creadores literarios, tras varios años de silencio, la revista Empireuma
vuelve a publicarse con un número especial en el que colaboran
importantes poetas nacionales. Miguel Veyrat y Concha García participan
con algunos textos inéditos junto a otros autores también de gran
relevancia artística por su trayectoria a lo largo del tiempo como Noni
Benegas, Dionisia García, Rafael Morales o Catalina Iliescu.
La filosofía de esta publicación oriolana se inspira en la búsqueda
de una calidad máxima en sus escritos y que sea representativa de las
diversas corrientes estilísticas que en poesía y ensayo emergen con
fuerza no sólo en nuestro país, sino también en otros continentes. Un
culto a la estética simbolista, a las raíces profundas y enigmáticas del
proceso creativo, lejos de la frivolidad y de modas efímeras, Empireuma siempre ha querido recuperar el valor chamánico de aquellos escritos que persiguen la transcendencia, además de la emotividad.
Un sincretismo entre pintura y creación rebosa en sus páginas y su
constante independencia estilística ha hecho que sobreviva durante mucho
tiempo frente a adversidades políticas y económicas. Como expresa su
editor, José Luis Zerón en la Introducción a este número 34: "Hay quien
nos ha reprochado la excesiva atención que prestamos a las vanguardias
históricas y al presente más inmediato, lo que hace suponer que
descuidamos la tradición. Creo que los que así piensan han hecho una
lectura superficial de la revista. Desde el primer momento logramos
conciliar dos orientaciones que se vienen considerando opuestas y que
nosotros estimamos complementarias: clasicismo y modernidad. Sin
traicionar el espíritu heterodoxo y hasta trasngresor que caracteriza a Empireuma,
publicamos traducciones de poetas latinos como Lucano o Catulo,
estudios sobre los trovadores y los goliardos y ensayos acerca de
autores desconocidos como el poeta malagueño Luis Martín de la Plaza".
Ilustradores como Pepe Aledo y reseñas de textos apócrifos a cargo de
José María Piñeiro o Javier Puig nos conducen a una revista que va más
allá del fanzine o de una mera antología de autores reconocidos.
Empireuma
es una tendencia, una forma de percibir el acto de escribir desde la
ruptura, sin alejarse del clasicismo, una denuncia en su conjunto contra
los vicios de una posmodernidad que frivoliza con la literatura que
nace de un compromiso con el esfuerzo. Enhorabuena a este nuevo número y
orgulloso de estar entre estos grandes autores.
Cine Mudo, de José Antonio Fernández Sánchez
Mi reseña en Mundiario sobre el poemario Cine Mudo.
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Portada |
He leído el poemario de José Antonio Fernández Sánchez, Cine Mudo, V.O. Subtitulada, y sería muy fácil reseñar este título bajo la temática de una filia al cine que el poeta revela en sus diferentes textos. Sin embargo, es lo invisible, una semántica implícita, lo que prevalece en estos poemas de Fernández Sánchez, pues el cine y su juego interactivo con el espectador no son más que un pretexto y un pre-texto para elaborar una sutil reflexión sobre el arte de la composición.
Por esta razón, el autor es consciente del uso de la poesía como un efecto de refracción donde lo interesante es el proceso de indagación, no lo que se descubre en la propia mismidad de las palabras. Esta obra, publicada en Ediciones La Baragaña, trabaja desde un barroquismo diferentes aspectos de nuestra relación con el arte y consecuentemente con ese mundo de incertidumbre que manifiesta la propia realidad como epifanía de un texto aún por descifrar.
El diálogo de contrastes entre la oscuridad y el alumbramiento, las lentes y lo oculto, la negritud tras cerrar los párpados y la ceguera blanca que es, en tantas ocasiones, nuestra relación con la realidad, que muda constantemente sin que nos demos cuenta, obligan al autor a un tono nostálgico dentro de esa intención de basar en la metáfora su apego al mundo. Como el espectador de una película que sucede ante nosotros, confiando en su desenlace previsto: "¿Cómo poner el tiempo en un lugar?/ Es más fácil quitar el tiempo./ La escena así irradia frío./ Y el frío es útil cuando hay dolor". (pág. 29).
Detrás de ese juego de pantallas y figuraciones, hay sentencias de una profundidad filosófica que asociamos al existencialismo, un afán de redimirse a través de la propia palabra como constructo del sentimiento y de la interacción entre los sujetos para saber más del otro y de nosotros mismos, aunque tal cosa parezca una utopía. Sus poemas en prosa profundizan en este último aspecto temático: "La mujer, cegada un instante, busca al niño, que ya no está en esta escena. El viento sigue moviendo las sábanas, y el fotograma del resumen queda flotando en el gel de la retina. A lo lejos una voz empieza a emitir el residuo de un sonido, como el grito escaso de una película muda". (pág. 42).
Esa asociación entre barroquismo y reflexión sobre la existencia se ampara en una excusa tan seductora como mordaz, el cine como género que traslada nuestras vivencias a una figuración donde todo es asumible, donde todo es controlable, a diferencia de la existencia misma y de los veneros inescrutables de la creación poética.
Lo importante en Radiohead
No escapas a esa vibración que se esconde más allá de lo musicable. Lo melódico es un atmósfera de zozobra. Hemos terminado por abandonar las palabras, mejor será dejarse llevar por ese flujo. Constante sensación de desequilibrio y una composición inspirada en la vanguardia, pero cuyas raíces no se alejan del pop más rudimentario. Lo importante de Radiohead no es lo que se escucha, sino lo invisible, lo que subyace tras la percusión.
martes, 2 de junio de 2015
Lisa Ann y las empanadillas
Tu pelo no tiene sentido del humor. Hay humo grabado en tu piel y el nombre sagrado de un lamento. Acuérdate de acabar las empanadillas, mi Lisa Ann. Me gusta el apellido más que el nombre, y que tus empanadillas. Los roedores han aprendido los versos apócrifos y, por las rampas, se deslizan los primates que han probado el bocado de tu amor y esa nueva vacuna contra la corrupción. Estamos muertos y merece la pena, Lisa. Busca en tu interior la bola de nieve que nos arrastró hasta el parque de los árboles sin nidos.
Peces y camillas unisex
Los peces mueren tras las cortinas. El incienso no es intravenoso, pero las enfermeras apuestan por la adicción de los juguetes de cuerda. Yo tengo un Playmobil sin cabeza y un retrato en blanco y negro de aquella prima de Monóvar que amaba la sombra de Joyce. Olvido y lamento. Las camillas son minúsculos lupanares donde los cuerpos se vencen. Dad gracias por esta oración. Siempre mueren los peces tras las cortinas.
Anotación sobre Blitz, de David Trueba, en Anagrama
La serenidad del perdedor, la frustración del intelectual que comprueba que todo desaparece inexorablemente por muchos nombres que le pongas. Nada queda en pie. Ni siquiera el arte de crear, ni siquiera el recuerdo más increíble. Una novela de Trueba, sostenida en el pesimismo y en la nostalgia de madurar en una sociedad mutilada por las convenciones.
Cajas, mudanzas, amores imposibles, letras de canciones, un beso, y dos, y Europa, retazos verosímiles de una juventud que miente más que habla. Blitz, sencillamente. He aquí unas líneas: "Fue Helga quien arrancó la ropa de cama y corrió a meterse bajo las sábanas, con esa timidez que acaso regresa con la edad, al igual que la senilidad trae la deshinbición de los niños". (pág. 65)
Museos y enfermeras
A José Antonio Cayuelas y a Álvaro Mellado
Los museos se han llenado de enfermeras y los moluscos han penetrado en los orificios de algunas figuras para anidar todo el invierno. Nuestras manos han cruzado la horma del tiempo y los aceros. No soy el hombre que mira detenidamente el lomo de algunos libros, sino el hombre que mastica chicle delante de las cigüeñas moribundas, mientras alguien silba a la inclemente mujer de los pechos tatuados. Amo el surrealismo y la época de la poda.
Sangre y más sangre
Quién no se ha consagrado a la sangre de tu cuerpo malherido. La cierva busca siempre corrientes de agua. El amor es un invento malo de cuarentones que desean follar con jóvenes vampíricas. No me gusta el látex, ni el látigo que cruza el espacio hasta resumir nuestra vida en un golpe seco. Hoy he visto que las gaviotas tardaban en rozar mis hombros.
Huye del oxímoron, Nikki Benz
Antes de firmar sobre mi pecho, busca las palabras exactas. Huye del oxímoron, Nikki Benz. Ajústate a la frase concreta y no dejes que el verso suelto vaya a apoderarse de ti como se apoderó el plástico y nuestra adicción a las cámaras. Hoy no echan nada en la tele así que bajaré la basura y aprovecharé para buscar moluscos en las esquinas.
Nikki Benz |
Beltenebros
Escojo uno página de la novela de Muñoz Molina. Beltenebros. Hay siempre un intento de disidencia cuando se trata de volver a un libro, porque el vértigo de repetir ese instante te aleja de aquello en que te has convertido. Conforme pasan los días, eres el consumado perdedor que no deseabas: "Le temblaban los labios húmedos y estaba despeinada. Lo que sobrecogía en su presencia era la temible transfiguración del amor. Me di la vuelta y salí huyendo del cine y tardé de dos semanas en encontrar a Walter".
lunes, 1 de junio de 2015
Los perros que rozan a Lisa Ann
No has querido convencerte de que los árboles caminan en ocasiones. Los perros que te guiaron hasta aquí, Lisa, eran los perros que empujan sus sombras al fondo de los barrancos. Un coche azul ha desaparecido, el mismo coche donde comías, el mismo coche donde los muchachos con acné pagaban por verte vestida. Qué triste esperanza nos queda cuando nadie ha vuelto a reconocerte, ni siquiera esposada, mi Lisa Ann.
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