La poesía ha sido siempre un ejercicio de autodestrucción en mi caso
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domingo, 14 de diciembre de 2014
Venenos
Húndeme con tus propias manos. No temo el cuchillo ni el fuego que roza la piel con la aguja maldita. Las aguas me aguardan. Te deseo lejos de la vida, qué más puedo pedir. Agradece al mal que mi sangre no sea venenosa. No debo recordarte.
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